Deportivo Saprissa afronta la última jornada con la obligación de ganar, pues con 6 puntos y una diferencia de gol de +2 ocupa el tercer puesto del Grupo C y depende únicamente de sí mismo para mantenerse con vida en el certamen. La derrota reciente ante el CAI de Panamá trajo consigo un cambio en la dirección técnica, con la salida de Paulo Wanchope y la llegada de Vladimir Quesada, movimiento que busca revitalizar al plantel en un momento clave. El panorama no ofrece margen de error: cualquier resultado que no sea un triunfo frente a Motagua significará la eliminación inmediata, por lo que los morados están obligados a imponer condiciones en casa, respaldados por el aliento de su afición. Este encuentro se convierte en una verdadera final para Saprissa, que deberá mostrar carácter, solidez y contundencia ofensiva si quiere avanzar de ronda y mantener vivo su sueño internacional.
Motagua llega a esta última fecha como líder del Grupo C con 7 puntos, producto de dos victorias y un empate en sus tres presentaciones, lo que refleja la solidez mostrada hasta ahora en el certamen. Sin embargo, el equipo hondureño también atraviesa un cambio importante en su banquillo, con la reciente llegada de Javier López en reemplazo de Diego Vázquez, situación que añade un componente de adaptación en un momento crucial. El Ciclón Azul sabe que tiene el panorama relativamente favorable, pues un triunfo o incluso un empate le garantizan su clasificación a los cuartos de final, aunque una derrota lo pondría en una posición delicada al depender del resultado entre Independiente La Chorrera y Cartaginés. En ese escenario, un ganador de dicho duelo podría superarlo por diferencia de goles, lo que obliga a Motagua a no confiarse y a salir con la misma determinación que lo ha llevado a encabezar el grupo, consciente de que solo un resultado positivo asegurará su permanencia en la competición.