River atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia reciente, acumulando ya cuatro jornadas sin triunfos en este Clausura y, lo más preocupante, sin haber podido marcar un solo gol en lo que va del torneo. La crisis viene de más atrás, pues desde abril apenas ha conseguido una victoria en liga, reflejando una preocupante falta de eficacia ofensiva que se agrava aún más cuando juega en condición de local, donde se ha mostrado inofensivo. Sin embargo, frente a Nacional aparece una estadística curiosa que ofrece un atisbo de esperanza: los dos últimos enfrentamientos entre ambos terminaron con empates 3-3, partidos vibrantes en los que River, pese a su mal presente, logró competir de igual a igual y sostener un ritmo de alto voltaje. Este antecedente sugiere que, aunque atraviesa una crisis profunda, el equipo aún puede dar pelea en duelos de gran exigencia si logra reencontrarse con su mejor versión.
Nacional llega a este encuentro como líder del Clausura, aunque su campaña no ha sido tan dominante como se anticipaba, ya que en las primeras cuatro fechas apenas logró dos victorias, dejando ver cierta irregularidad en su rendimiento. Aun así, su desempeño como visitante se mantiene como uno de sus puntos fuertes, acostumbrado a imponer condiciones en canchas difíciles, con la excepción de tropiezos puntuales como la derrota en el clásico frente a Peñarol. Pese a esos altibajos, el tricolor conserva la jerarquía y la solidez que lo distinguen, lo que lo convierte en un equipo mucho más confiable que su rival de turno y lo posiciona como favorito para reafirmar su liderazgo en la tabla.
