El Napoli vive una etapa de profunda renovación bajo la dirección de Antonio Conte, quien ha comenzado a darle al equipo una identidad más sólida y competitiva. La reciente victoria sobre Sassuolo fue una muestra clara de este cambio, ya que los napolitanos se mostraron organizados, intensos y efectivos, recuperando la solidez que los llevó a ser campeones. La incorporación de figuras de talla internacional como Kevin De Bruyne y Scott McTominay aportó de inmediato calidad técnica, liderazgo y experiencia, factores que se reflejaron en la mejora del rendimiento colectivo. Con estas nuevas piezas y el sello característico de Conte, basado en disciplina táctica y agresividad ofensiva, el Napoli apunta a consolidarse nuevamente como un serio aspirante al título en Italia y a competir con mayor fuerza en el escenario europeo.
El Cagliari atraviesa una etapa de búsqueda de identidad bajo el mando de Fabio Pisacane, quien asumió el desafío de consolidar al equipo tras haber asegurado la permanencia de forma agónica en la campaña pasada. Su reciente empate frente a la Fiorentina reflejó tanto la capacidad de reacción del plantel como las limitaciones que aún presenta para transformar el esfuerzo en victorias frente a rivales directos. La llegada del joven técnico ha despertado expectativas moderadas, ya que el club se encuentra en pleno proceso de adaptación a su idea de juego, con la meta de alcanzar mayor regularidad y solidez a lo largo de la temporada. En este contexto, Cagliari busca construir una base competitiva que le permita no solo alejarse de los puestos de descenso, sino también aspirar a un proyecto de crecimiento más estable en la Serie A.
